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[Sin autor]
Dotación resumida: "Sin duda la opereta es la seducción. ¡Que fuese lunes, el día más inmóvil, que importaba! El teatro ardía, en las plateas florecían mujeres hermosas, la animación del bulevar ebullía en los corrillos de arriba abajo el Teatro Arbeu, rejuvenecido, hecho un petimetre, indicaba dónde está hoy el favor del público, sus gustos y placeres. Las operetas vienesas continúan en boga, Strauss volvía a ser el rey de la opereta y Aire de primavera con su picardía, su música ligera, su diálogo vivo, encantaba al auditorio. No era para menos. La compañía de Esperanza Iris es completísima. Allí estaba ella como una figura de bibelot, graciosa, perpetuamente graciosa, artista, adelantadísima, cantando con afiligranada voz, mientras luz y sonrisa en los labios y los ojos. Allí está Josefina Peral, que hizo la Emilia cantando su parte, que fue el sostén de la opereta y recibió aplausos ruidosos en cada vals. Enriqueta Fabregat, que ayer se presentó, canta, posee conocimiento escénico y figura simpática. Entre los hombres, la opereta tuvo en el señor Llanredó un buen intérprete; luego el Pantaleón, hecho por el señor Castillo, destornilló de risa. La mise en scène fastuosa. El cuadro final, por ejemplo, era orgía de luz y de flores. El primer término, mujeres envueltas en trajes Restauración e Imperio. El fondo realzado por primorosas decoraciones. El cuerpo de baile, flexible con la gracia del muslo, compuesto de mujeres-flores, cerró el cuadro, en un aire tirolés, mientras el aplauso del público se desgranaba en metálico tintilleo."
Otras obras contenidas en el mismo documento: Abril 16, 1912, p. 9.
Referencias bibliográficas: Crónicas teatrales.