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H. Prenzler
Dotación resumida: "El pianista mexicano Carlos del Castillo, camina en la actualidad por el florido sendero del triunfo, y en Europa, los mejores críticos se han ocupado extensamente, tanto respecto de la inspiración de nuestro compatriota, como por la que se refiere a su técnica, que califica de verdaderamente notable. Tenemos a la vista muchos juicios críticos insertos en los mejores periódicos alemanes y a continuación reproducimos una de las muchas opiniones emitidas respecto al notable pianista. El pianista mexicano Carlos del Castillo está triunfando actualmente en Europa. Mejor de lo que pudiéramos hacerlo hablan de nuestro compatriota las siguientes opiniones de la prensa europea. Traducido del Braunschweiger Allgemeiner Anzeiger. De Braunschweig escriben. Enero 26 de 1913. El matiné arreglado por los hermanos Winkelmann en su hermosa sala de conciertos, fue un éxito completo. Un público distinguido llenó el gran salón, que quedó literalmente ocupado hasta el último lugar. Motivo tan grande y selecta concurrencia, la representación del distinguido profesor mexicano don Carlos del Castillo, quien sin duda llevará de este concierto los más satisfactorios y bellos recuerdos a su Patria. Como alumno de Reisenauer, quien lo enseñó a apreciar el arte alemán en toda su divina belleza, ha probado que ama ese arte de todo corazón por lo que despertó un vivo interés con su recital. En su personalidad se reúnen el brillo de su país tropical y la delicadeza y finura de nuestra tierra nórdica. Su manera de tocar la Berceuse de Chopin hacía sentir el perfume de una flor exquisita como solo nacen en las llanuras que baña el Rhin. En el forte, copia y produce exactamente la grandiosa expresión de Reisenauer sin caer en la tentación de buscar efectos de virtuoso. Su técnica tiene algo fascinante; en el nocturno para la mano izquierda de Scriabin, demuestra que su mano izquierda es de igual fuerza y agilidad que la derecha. En Bach-Haendel admiramos la claridad intelectual que fue expresada por el joven del Castillo en forma magistral. Chopin en sus preludios y en sus polonesas tuvo una interpretación tan correcta que fue un verdadero deleite seguir al artista en su brillante trabajo. Más brillante, sin embargo, se nos presentó en el Estudio de Mac Dowel, opus 36; aquí del Castillo, tocó con toda energía y salió victorioso. Dos de sus composiciones que tocó arrebataron al público a su fauno lo vimos saltar y hacer toda clase de travesuras, en su Gavota de amor dijo con preciosas melodías el dulce secreto del corazón. Con la Barcarola y la Polka Le bal de Rubinstein coronó finalmente su brillante actuación. En Le bal reveló una personalidad rítmica excepcionalmente marcada, en la que la expresión del alma supera mucho a la técnica de los dedos. Consecuencia: aplauso caluroso y nutrido, no convencional, sino con la sinceridad que produce la admiración. El como un césar romano había conquistado con su arte al auditorio. Ojalá que tengamos pronto el placer de volver a oír y admirar al querido y eminente artista mexicano don Carlos del Castillo."
Otras obras contenidas en el mismo documento: Marzo 12, 1913, p. 3.