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Alfonso Rodríguez del Campo
Dotación resumida: "Al presentar el retrato de la 'Granadera napoléonica', que engalana este número, y cuyo original se refiere al tipo de mujer y artista que ha conquistado en México tanta fama, cuenta Flora Fabri en Italia, Fanny Elssler en Londres y la Taglione desde Escocia a Stockhalm, o cual se decía en su tiempo de las flores del mediodía a los hielos del norte, quiero referirme a recientes palabras de Jacinto Benavente. El eminente dramaturgo ha dicho sobre las galas de la belleza en el teatro, algo que, siendo el primer trofeo de la artista, encierra a la par la razón suprema de la fuerza del intérprete. Dice, pues, ojos de bello mirar hay muchos, brazos airosos rítmicos, pocos. Mujeres de belleza en reposo, se descubren en largo inventario, bellezas que pudiéramos llamar dinámicas, mezquino es su número. Donaire y ritmo en la figura dinámica y vitalidad en la expresión son pues, los caracteres que compendian lo que a trueque de tan largos afanes busca y apenas descubre el gran estilista, donaire y ritmo y vitalidad e intuición es lo que desborda a más de la miel hiblea de su juventud de todos los poros de la artista que hoy nos ocupa. Por tres canales se ramifica la vitalidad de la 'Granadera', por la picaresca intención del couplet, que ella almibara a sabiendas de lo que apetecen los públicos, forman de triunfo que repudiarán los contemplativos del arte casto y de la serenidad en el arte y que surgirá como un enigma en las psicologías en que ni truena ni llueve, formas que para los místicos pasarán como las brujas de Macbeth a través de la tempestad y el aire impuro…! [sic]. La segunda forma de su arte ha sido la danza y aquí es donde cabe comparar a María Conesa con la Caramba y Flora Fabri y Fanny Eissler. Esta segunda forma entra ya en todas las conciencias, pues nadie habrá más meticuloso que el reformador de la Trappe, y con todo es bien notorio y lo refiere Teófilo Gautier, que el divino Chateaubriand solía salir de sus austeridades cristalinas para saludar con sonrisa juvenil la danza de María Taglioni, la misma que recordando Shakespeare le hacía sentir el aire poblado de extrañas músicas o en los momentos de drama de los ballets del terrible Mayerbeer, la agonía de un fresco lírico… En este segundo género no le conocemos rival a María Conesa. Bailes regionales de toda España ella los reviste por mil modos y con secretos talismanes, danzas que diríamos veteadas con el enervamiento asiático, rosadas y muelles como ondulaciones de un mimo antiguo, cimbreos de cintura de odalisca, zorongos, tangos, cuanto deriva de la chacona al garrelin [sic], crispamientos de almas andaluzas, voracidades de amor, vuelos de serpentina o de sílfide, inestabilidades milagrosas y todo en un relámpago de luces , en medio de sonrisas de Gioconda, entre los copos de plata y oro del traje de lentejuela y por entre el son del crótalo de granadillo y el trino de la prima y la entonación sonora y clamorosa de los bordones en la guitarra, tal es el arte insuperable de María Conesa y que recuerda entre irisaciones de la sangre, a la España tradicional, semigoda y semigentilica [sic], romana, celta y mora, la que viene del sortilegio de la leyenda, con arpegios místicos, notas de guzla y serenatas árabes… Cuando la 'Granadera' baila en la escena, un encantamiento se adueña del público. Rossini hubiera repetido al mirar a la Condesa, lo que dijo de la Fabri: Un bel oiseau ne suivrai pas tes pas. Y llegamos ya a la tercera forma del arte de nuestra biografiada. María Conesa ha sido una tiple cómica festejadísima y dígalo la 'Escena parlamentaria' del congreso feminista, Aires de primavera en la opereta, que hizo con tanta gracia y menos exageración que Esperanza Iris, la moza de las mulas y tantas otras. He aquí en síntesis el retrato artístico de la 'Granadera Napoleónica' que se presentará en Madrid en los asomos de la primavera entrante."
Otras obras contenidas en el mismo documento: Diciembre 17, 1911, p. 7.