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[Sin autor]
Dotación resumida: "El grupo cultísimo que en México constituye el dilettantismo, en materia de música selecta, esperaba con curiosidad el concierto de la señorita Leonor Boesch de la crónica ha hablado ya con encomio en más de una ocasión. La señorita Boesch escogió para su programa de presentación en la Sala Wagner, obras de Beethoven, de Chopin, de Rubinstein y, de nuestro compatriota, el maestro Pedro L. Ogazón. Algo más en una nota ligera merece la discípula del señor Ogazón, pero la falta de espacio nos obliga a ser breves. Leonor Boesch es una risueña esperanza del arte. Por razón de temperamento, su talento se destaca más en las obras fuertes, en las de gran ejecución, en las que se necesita una potente inspiración artística y una gran fuerza muscular. En el staccato de Rubinstein que fue en concepto del público lo más bien ejecutado, demostró sus excelentes facultades de interpretación y la fuerza de su técnica. El auditorio la ovacionó más que en ningún otro número del concierto. En el Nocturno de Chopin estuvo bien, y en la Balada número 3 del mismo autor, triunfó en toda la línea. Diremos que como ‘encore’ ejecutó un notabilísimo y difícil estudio de ‘notas negras’ que le valió estruendosa ovación. Dos hojas de álbum y el Vals capricho, de Ogazón, fueron nuevos triunfos que compartió justificadamente el maestro. Algún concurrente decía: 'quisiera oírle algo de Liszt. Efectivamente, la opinión general es que la música de Liszt se adapta quizá más que la de otros autores a las cualidades y aptitudes de la señorita Boesch. Leonor Boesch parte para Europa a perfeccionarse en sus estudios. Es seguro que hará una brillante carrera."
Otras obras contenidas en el mismo documento: Junio 10, 1912, p. 7.